La batalla de Sekigahara, que tuvo lugar el 21 de octubre de 1600 en la actual prefectura de Gifu (Japón), marcó un punto de inflexión en la culminación del periodo Sengoku. Las fuerzas de Tokugawa Ieyasu se enfrentaron a una coalición liderada por Ishida Mitsunari, leal a Toyotomi, y muchos clanes desertaron antes o durante la batalla, lo que finalmente condujo al triunfo de Tokugawa. Esta batalla, la mayor de la historia feudal japonesa, tiene una importancia capital y allanó el camino para el establecimiento del shogunato Tokugawa.
Tokugawa Ieyasu tardó tres años más en consolidar su poder sobre el clan Toyotomi y varios daimyō. No obstante, la batalla de Sekigahara es ampliamente considerada como la génesis informal del shogunato Tokugawa, un régimen que gobernó Japón durante más de dos siglos y medio hasta 1868.
Contexto histórico
Toyotomi Hideyoshi, un apreciado general a las órdenes de Oda Nobunaga, se convirtió en una figura central. Tras la unificación de gran parte de Japón por Nobunaga, Hideyoshi vengó la muerte de su maestro y consolidó el control, ayudado por su hermano Hidenaga. De origen humilde, el matrimonio de Hideyoshi con mujeres nobles reforzó su derecho al liderazgo.
A pesar de sus logros, los últimos años de Hideyoshi fueron tumultuosos. Mientras que los rivales del clan Hojo fueron derrotados en el asedio de Odawara en 1590, los fracasos en las invasiones coreanas debilitaron el poder del clan Toyotomi y su apoyo burocrático. La ejecución de Toyotomi Hidetsugu por parte de Hideyoshi debilitó aún más su posición. En medio de estos desafíos, Hideyoshi estableció un gobierno de regencia mientras su joven heredero, Toyotomi Hideyori, asumía el poder.
Tras la muerte de Hideyoshi, surgió un vacío de poder. Tokugawa Ieyasu e Ishida Mitsunari surgieron como facciones prominentes. La influencia, antigüedad y alianzas de Ieyasu con los señores orientales contrastaban con los partidarios occidentales de Mitsunari. Las tensiones se intensificaron hasta convertirse en hostilidades abiertas, que culminaron en la batalla de Sekigahara.
Detalles de la batalla
En medio de una densa niebla en la mañana del 21 de octubre de 1600, los dos ejércitos se encontraron. La formación defensiva de Ishida Mitsunari se enfrentó al despliegue de Tokugawa Ieyasu hacia el sur. La niebla se disipó y el conflicto comenzó alrededor de las 8:00 de la mañana.
Fukushima Masanori lideró el avance Tokugawa contra el centro derecho del Ejército Occidental, mientras que Ōtani Yoshitsugu contraatacó, explotando una vulnerabilidad del flanco. La lealtad de Kobayakawa Hideaki vaciló antes de unirse al Ejército del Este. Su deserción, junto con otras, inclinó la batalla a favor de Tokugawa.
A medida que el flanco derecho del Ejército Occidental se derrumbaba, su centro retrocedía. Finalmente, las fuerzas de Ishida Mitsunari se desmoronaron, lo que condujo a su captura y ejecución. Los comandantes del Ejército Occidental huyeron o fueron asesinados, consolidando la victoria de Tokugawa.
Consecuencias y legado
La batalla de Sekigahara debilitó drásticamente la influencia de los Toyotomi, permitiendo la reorganización territorial de Tokugawa Ieyasu. La importancia de la batalla creció cuando Ieyasu asumió el cargo de shōgun en 1603, poniendo fin al vacío de poder.
Ciertos clanes, entre ellos los Mōri, Shimazu y Chōsokabe, albergaban rencor por el trato recibido tras la batalla. Su resentimiento resonaría durante generaciones, contribuyendo a la eventual caída del shogunato Tokugawa durante la Restauración Meiji.
En resumen, la batalla de Sekigahara fue un acontecimiento crucial que cambió el curso de Japón, consolidando el ascenso de Tokugawa y anunciando una era de cambio histórico.
Ver también
-
El asedio del fuerte de Akasaka
Kusunoki Masashige, héroe de la rebelión Genko (1331-1333), fue un comandante talentoso y un estratega ingenioso. Los dos asedios a castillos en los que actuó como defensor están inscritos con letras de oro en la historia del arte militar japonés.
-
La batalla de Itinotani
Tras la muerte de Minamoto no Yoshinaka, la guerra Genpei entró en su fase final, estrechamente relacionada con el nombre de Minamoto no Yoshitsune. El 13 de marzo de 1184, él y su hermano Noriyori se propusieron lograr lo que su primo no había conseguido: derrotar definitivamente a los Taira.
-
La Batalla de Uji 1180
Minamoto no Yorimasa no necesitaba un pretexto especial para que su creciente hostilidad hacia el clan Taira se convirtiera en abierta rebelión. En la corte también se encontraba el descontento príncipe Mochihito, segundo hijo del ex-emperador Go-Shirakawa. Ya había sido pasado por alto dos veces en la sucesión al trono. La segunda vez ocurrió en 1180, cuando coronaron al joven Antoku. Así, Taira no Kiyomori, jefe del clan Taira, se convirtió en abuelo del emperador.
-
La batalla de Shigisan
El conflicto entre los clanes Soga y Mononobe, emparentados con la dinastía imperial, surgió por motivos religiosos. Los Soga apoyaban el budismo, que había llegado desde Corea, mientras que los Mononobe se mantenían fieles al sintoísmo y se oponían ferozmente a la difusión de «enseñanzas extranjeras». Las tensiones alcanzaron su punto álgido tras la muerte del emperador Yomei en 587.
-
La invasión mongola de Japón
A finales del siglo XIII, Japón se enfrentó a una amenaza mucho más grave que cualquier conflicto interno. En 1271, se estableció en China la dinastía Yuan, fundada por Kublai Khan, nieto de Gengis Kan. Su ejército era verdaderamente enorme: decenas de miles de soldados chinos, coreanos, jurchen y, sobre todo, mongoles, que conquistaron un territorio que se extendía desde Corea hasta Polonia y desde la taiga septentrional hasta Egipto. Solo un país seguía sin ser conquistado: Japón.
-
La guerra de Gempai
Ya en el siglo VIII d. C., los emperadores japoneses perdieron gradualmente su poder real y se convirtieron en figuras simbólicas, bajo el control total del poderoso clan Fujiwara. Este clan, al casar a sus hijas con los emperadores, monopolizó de facto el gobierno del país: todos los puestos militares y administrativos clave estaban ocupados por representantes de los Fujiwara.
-
La rebelión de Fujiwara no Hirotsugu
Fujiwara no Hirotsugu era hijo de Fujiwara no Umakai, uno de los cortesanos más importantes del periodo Nara. En 740, el clan Fujiwara llevaba ya varias décadas controlando el gobierno del país. Sin embargo, entre 735 y 737, Japón sufrió una dura prueba: el país se vio azotado por una devastadora epidemia de viruela negra. Esta coincidió con una serie de años de malas cosechas, y la enfermedad y el hambre se cobraron la vida de aproximadamente el 40 % de la población de las islas japonesas. Las consecuencias fueron especialmente trágicas para la aristocracia. La mortalidad entre la nobleza de la corte superó a la de la gente común. Los cuatro hermanos Fujiwara, que ocupaban los puestos más importantes de la corte —Umakai, Maro, Mutimaro y Fusasaki— fallecieron.
-
Batalla de Inogahara
En el verano de 1556, Oda Nobunaga ya no parecía el excéntrico «gran tonto de Owar». Cuatro años antes, en 1552, nada más asumir el liderazgo del clan, logró defender su posición: primero en la batalla de Akatsuka y luego en el fuerte de Kayazu. En 1553, junto con su vecino occidental y aliado Saito Dosan, su suegro por matrimonio, Nobunaga repele con éxito el ataque del clan Imagawa al fuerte fronterizo de Muraki. En 1554, une su propia rama familiar con la línea de Kiyosu. Así, paso a paso, el joven comandante fortaleció su posición.